Si ponemos el simple ejemplo de un hielo sacado del congelador, el principio físico (o químico, según se vea) se entiende muy bien. El cubito suele estar a unos 18ºC bajo cero procede de un ambiente muy seco, donde no hay agua en suspensión porque no hay lugar a evaporaciones. En cambio, nuestra piel está a unos 37ºC y, aunque no lo percibamos, tiene restos de vapor de agua procedentes del sudor y de la humedad ambiental.
Cuando tocamos el hielo, se produce un intercambio de temperatura. Y aquí la temperatura ambiente es decisiva para que nos quedemos pegados o no. Si tocamos el hielo en la calle a, pongamos, 3ºC, nuestro cuerpo no podrá emitir el suficiente calor para derretir el hielo que toca y nos quedaremos pegados. Pero si tocamos ese mismo hielo en casa, a unos 25ºC, quizá nos quedemos pegados 2 segundos hasta que nuestro propio calor y el del aire ayuden a convertir el témpano en un charco.
Vía: http://www.quo.es/ciencia/preguntas-respuestas-fisica-ciencia
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