“Esta isla nos ofrece la posibilidad de estudiar el proceso evolutivo desde los primeros momentos”, indica Naoki Kachi, coordinador del Comité de Investigación de Ogasawara, en la Universidad Metropolitana de Tokio. “Las corrientes marinas, los vientos y algunos animales contribuyen a transportar las semillas que acabarán prosperando en este lugar”, señala. Aunque el enclave se encuentra algo alejado de sus vecinos del archipiélago, las aves marinas pueden utilizarlo para descansar, y si les resulta beneficioso, se asentarán definitivamente. Precisamente, Kachi y sus colaboradores creen que sus desechos, desde las plumas y la comida que regurgitan hasta sus cadáveres, formarán una capa rica en nutrientes que aprovecharán las plantas para desarrollarse y construir un incipiente ecosistema.
.

domingo, 24 de mayo de 2015
Isla recién formada convertida en laboratorio biológico.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario