Quien se dio cuenta de este hecho fue el geólogo Stephen E. Haggerty, investigador de la Universidad Internacional de Florida (Miami). Lleva haciendo trabajos de investigación en yacimientos de kimberlita en Liberia desde 1970. Sus más de 40 años de experiencia le llevaron a percatarse de a existencia de esta planta junto a las rocas volcánicas que suelen contener diamantes. Como podéis suponer, y como explica el propio Haggerty en la investigación publicada en la revista Economic Geology, "esto podría cambiar de forma radical la dinámica de la exploración de diamantes en África Occidental".
Todo empezó hace dos años, cuando Haggerty descubrió en una zona llamada Campamento Alfa una nueva chimenea de kimberlita de 50 metros de ancho y 500 metros de alto. En su interior hallaron nada menos que cuatro diamantes, dos de un quilate y otros dos de 20. Curiosamente, sobre la chimenea se encontró con esta planta, algo que volvió a repetirse en varias ocasiones.
El geólogo cree que puede tratarse de una nueva especie o subespecie que se ha adaptado a los suelos de kimberlita. Estos son ricos en fósforo, magnesio y potasio, "buenísimos fertilizantes" para estas plantas según él. Según alerta en Science un colega suyo, Steven Shirey, especialista en la investigación de diamantes en el Instituto Carnegie en Washington, "si la planta es indicadora de este hecho, los cazadores de diamantes en África Occidental van a saltar sobre ella como locos". No hacía falta la alerta del geólogo de Carnegie para llegar a la conclusión de que el interés minero de este hallazgo es más que evidente. Esperemos que las repercusiones medioambientales que pueda conllevar la relación entre la Pandanus candelambrum y la kimberlita no lo sean tanto, ya que este hecho no augura nada bueno.
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