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sábado, 13 de diciembre de 2014

La Niebla Asesina.

La famosa niebla de Londres, que al parecer ya no es tan insistente como lo era hasta hace unos años, llegó a ser letal del 4 al 9 de diciembre de 1952: mató nada menos que a 12.000 personas.

Eran los tiempos duros de la posguerra y el clima parecía aliarse con las malas condiciones. El frío se hizo especialmente intenso en medio de un anticiclón que retuvo cual campana los humos provenientes de fábricas, vehículos y hogares, lo que creó una niebla tan densa que paralizó la ciudad.

Y entonces ocurrió: el dióxido de azufre, junto con el hollín y el dióxido de carbono unidos al ambiente frío y húmedo, se llevó por delante durante los primeros días a 4000 personas, mayormente niños, ancianos y gente que ya acarreaba problemas respiratorios. Caos hospitalario y también policial, pues las circunstancias fueron aprovechadas por delincuentes y oportunistas. Pasado el tiempo, se contabilizaron otras 8.000 muertos, víctimas de los problemas respiratorios que les provocó aquella niebla fatal.

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