Ya existían datos de investigaciones anteriores demostraban
que las personas que tienden a comer más
tarde en el día y la noche tienen una mayor probabilidad de desarrollar
enfermedades del corazón.
Los experimentos, liderados por Girish Melkani, biólogo de
la SDSU y por Shubhroz Gill del Salk Institute, analizaron dos grupos de moscas
de la fruta de dos semanas de edad. Estos insectos se utilizan como organismos
modelo para identificar la base genética de enfermedades humanas, incluyendo
las cardiovascular debido a su corto ciclo de vida que permite obtener
resultados rápidamente.
A uno de ellos se le dio una dieta estándar de harina de
maíz y se le dejó comer durante todo el día. Al otro grupo se le permitió el
acceso a los alimentos solo 12 horas al día. A lo largo de varias semanas,
Melkani y Gill registran la cantidad que las moscas comían y realizaron
numerosas pruebas relacionados con el sueño, el peso corporal y la fisiología
del corazón.
Después de tres semanas, los resultados fueron claros. Las moscas que tenían restricciones en los tiempos de alimentación dormían mejor, no
ganaron peso y sus corazones eran mucho más saludables que los del grupo “todo
incluido”. Los investigadores observaron los mismos resultados después de
cinco semanas (las moscas de la fruta viven unos 60 días).
Los expertos analizaron también las consecuencias de estos
cambios en la dieta en moscas adultas y los
experimentos revelaron que sus corazones se volvieron más sanos. Para
Gill : “Los humanos no consumen la misma
comida todos los días y nuestro estilo de vida es un factor determinante de
cuándo podemos y no podemos comer. Pero por lo menos, nuestros estudios ofrecen
algún contexto en el que deberíamos estar explorando estas preguntas en los
seres humanos. El primer mensaje para llevar a casa, entonces sería la de
reducir en los bocadillos por la noche."
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