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sábado, 28 de marzo de 2015

Olvidar para recordar.

Muchos estudios han demostrado que nuestro cerebro, a través de nuestros recuerdos, no muestra fiel reflejo de lo que en realidad nos ocurrió en el pasado, ya que nuestros recuerdos se deforman y moldean continuamente. Ahora, un equipo de investigadores de las universidades de Birmingham y Cambridge (Reino Unido) ha logrado aislar ese mecanismo automático del olvido en nuestro cerebro, que “facilita” lo que nos conviene recordar o no.

Para conseguirlo, los expertos emplearon un sistema de imagen por resonancia magnética (MRI) para medir la actividad cerebral a un grupo de voluntarios. Se les pidió que recordasen memorias concretas basadas en imágenes que habían visto justo al comienzo del experimento. La prueba se realizó en cuatro ocasiones. Los resultados revelaron el destino, a nivel neuronal, de los recuerdos que finalmente eran eliminados.

Y es que las imágenes mostraron cómo al tratar de recuperar un recuerdo concreto, esa memoria se volvía más intensa gradualmente mientras que otros recuerdos iban desvaneciéndose poco a poco. “Aunque la gente piensa que el olvido es algo que sucede sin querer, esta investigación muestra que la gente tiene un papel más relevante de lo que piensa a la hora de decidir qué van a recordar”, aclara Michael Anderson, coautor del estudio que publica la revista Nature Neuroscience.

Este estudio demuestra que la evocación repetida de un recuerdo nos hace olvidar otros detalles y que estos resultados no se restringen a tipos específicos de memoria, sino que la memoria semántica, la memoria episódica o la memoria a corto plazo, también se ven afectadas por el efecto secundario de querer recordar. Además, a pesar de que las personas somos diferentes genéticamente, los científicos creen que todos los cerebros humanos son capaces de inducir diferentes grados de este mecanismo de olvido.


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