No, ni mucho menos. La brecha salarial también está presente en la institución más importante de Estados Unidos, según reflejan varios estudios socieconómicos.
Por ejemplo, el Instituto de Empresa Americano afirma que las trabajadoras de la Casa Blanca cobran un 12 % menos que sus colegas masculinos –ellas ganan 88 centavos por cada dólar que perciben ellos–. Si nos fijamos en las nóminas, The Washington Post dice que los empleados de la mansión presidencial cobran una media de 88.600 dólares anuales (unos 78.000 euros),mientras que el salario de las féminas se queda en 78.400 dólares (unos 69.500 euros).
Eso supone una diferencia de 10.000 dólares anuales, que equivale a trece puntos porcentuales. Una de las causas de este desajuste es que la mayor parte de los cargos denominados de alto rango están ocupados por miembros del género masculino; las mujeres suelen tener puestos de inferior relevancia, lo que allí denominan junior.
Esta situación se puede trasladar a los demás sectores económicos del gigante norteamericano, donde la desigualdad es aún mayor. Las mujeres de Estados Unidos cobran de media 77 centavos por cada dólar que se embolsan los hombres.
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