Comparado con el de otros homínidos, nuestro esqueleto es muy ligero. Ahora, un equipo de investigadores de distintas instituciones internacionales, coordinados por la antropóloga Habiba Chirchir, del Museo Nacional de Historia Natural, en el Instituto Smithsonian (EE. UU.), ha descubierto que este adoptó su actual configuración en una época relativamente reciente, hace apenas 12.000 años.
Para demostrarlo, estos científicos estudiaron mediante imágenes de alta resolución las articulaciones de chimpancés, Homo sapiens modernos y restos fósiles de otras especies extintas, como Australopithecus africanus, Paranthropus robustus y Homo neanderthalensis. En un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, los autores explican que nuestros ancestros y sus parientes mantuvieron durante millones de años una alta densidad ósea, hasta que esta experimentó un súbito y pronunciado declive hace unos pocos miles de años.
Este es más drástico en los miembros inferiores –en las rodillas, la cadera y los tobillos– que en los superiores –las manos, los codos y los hombros–, por lo que los expertos sospechan que podría estar relacionado con la aparición de la agricultura, el abandono de una forma de vida nómada y la adopción de otra mucho más sedentaria.
“En nuestro ensayo mostramos que los humanos tenemos en la actualidad huesos menos densos que otras especies con las que estamos relacionados. Esto es así tanto en las sociedades agrícolas como en las industriales”, señala Chirchir. No obstante, los investigadores observaron que las diferencias con otros homínidos eran mínimas hace tan solo 20.000 años. A partir de este hallazgo, esperan proporcionar un contexto antropológico que ayude a explicar el desarrollo de algunas afecciones, como la osteoporosis.
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